A mediados de la década de 1980, Carl Plansky comenzó a hacer pintura para él y sus amigos en el barrio de Williamsburg de Brooklyn, Nueva York. Las pinturas al óleo de Williamsburg acumularon seguidores y presencia internacional al tiempo que conservaban la integridad hecha a mano de la pintura.

Cada color se muele para realzar la belleza y la luminosidad específicas de ese pigmento en particular. Algunos colores se sentirán ligeramente arenosos, otros extremadamente suaves.

Los pigmentos se muelen en aceite de linaza puro, de primera calidad, refinado con álcali y con PH equilibrado, y se fabrican en lotes de no más de cinco galones a la vez. Todos los materiales se miden a mano y se examina cada onza de pintura. La pintura se envasa en tubos de aluminio no reactivo de 37 ml.